
Siguen amontonándose imágenes... Relojes... en un mercado de antigüedades, o de lo que en shanghai se llama antigüedad y aquí llamamos basurillas, compré dos relojes Shanghai por el precio de uno. Gracias a mi gran maestría en el arte de la guerra de Sun Tzu, conseguí que me timaran el doble por la mitad del precio. La realidad es que nadie se puede sentir engañado, todo el mundo que intervino en la negociación podía ver que tales joyas no eran más que baratijas... Pero siempre hay algo que agrieta un poco la coraza de la humillación.
Pagué mis 160 yuanes por dos relojes que me encantan pero no sirven para medir el tiempo. El tiempo de aquí...
En los años 70 un Shanghai constituía un año de salario de un trabajador medio en china. Un lujo. Y un objeto con el tipo de clase difícil de encontrar hoy. Mis muñecas no pueden llevar un Big Ben colgado, pero si un reloj como este....
De grillos y braguitas hablaré otro día. Y no por eso me interesan menos.

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